BLOG DEDICADO A PRESENTAR ARTÍCULOS DE OPINIÓN, PROYECTOS SOCIALES, BITÁCORAS Y VIDEOS CON ÉNFASIS EN DESARROLLO SOCIAL Y DERECHOS HUMANOS.
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domingo, 31 de julio de 2011
viernes, 29 de julio de 2011
Héroes por Panamá
sábado, 16 de julio de 2011
El valor de la palabra de honor
Julio Stoute
Cuando en el pasado un hombre de campo estrechaba la mano de otro en los linderos de una finca, seguro estaban cerrando un trato, un trato verbal, un trato de caballeros. Un trato en el que la palabra de cada uno pesaba más que cualquier papel. Estaba en juego la honorabilidad de la persona.
Ha pasado el tiempo y aún se llevan a cabo este tipo de compromisos verbales en los que se da “La palabra de Honor”. No es de extrañar entre el hombre de campo. Palabra que da, palabra que cumple. Las enseñanzas de los valores en ese sentido son claras. La responsabilidad va de la mano con el compromiso. No hay lugar a equivocaciones.
Los valores que se aprenden desde niño, tienen mucho que ver. Valoramos lo que se cumple, lo que nos han transmitido nuestros progenitores y lo que hemos aprendido en el transcurso de nuestras vidas, de modo que nuestras acciones son el producto del carácter que hemos forjado a través de los años.
Hoy, muchas son las actitudes que denotan nuestra personalidad. Todo lo que somos es lo que hacemos y viceversa. ¿Acaso se puede confiar en quien no cumple con lo que dice o dice lo que no cumple?
Con tristeza vemos como una y otra vez en diferentes lugares y momentos se dan estas faltas en donde no se respeta la palabra dada. Lamentablemente, son los más vulnerables quienes recogen el ejemplo y lo hacen parte de sus personalidades. De allí que muchas veces nos preguntamos de dónde viene el famoso “Juega Vivo” del panameño. Corregir conductas erróneas debe ser un derrotero para todos. Y siempre debemos tener presente que cada vez que damos un ejemplo, este será absorbido por los más jóvenes quienes se fijan en nuestras actitudes para imitarlas.
Analicemos bien los últimos sucesos en el país y pongamos lo correcto en el fiel de la balanza. Las futuras generaciones son las que toman el ejemplo.
domingo, 10 de julio de 2011
DICCIONARIO DEL CAMINANTE 10-07-11, BITÁCORA DE JUSTO ALDÚ
M.F.: Rudolf Nureyev, desertó de la antigua URSS el 16 de junio de 1961 y una coreógrafa lo invitó a bailar en Londres como mi pareja, así fue que lo conocí en 1961. Ya para ese entonces yo era considerada una estrella del Royal Ballet de Londres y Rudolf sencillamente era un espectacular bailarín.
A pesar de que ya estaba entrada en los cuarenta años, el público me quería y la crítica solo hablaba maravillas. Tanto es así que en una presentación en Viena, el público nos aclamó tanto que salimos a recibir sus aplausos nada menos que 89 veces, la emoción era inmensa. Jamás una pareja ha experimentado tal cosa.
M.F.: En 1956 conocí al político panameño Roberto Arias, el era embajador de Panamá en Inglaterra y asistió a verme interpretando en varias oportunidades, se enamoró de mí y llenó en varias oportunidades mi camerino con arreglos florales, todos de rosas rojas del piso al techo, luego, al aceptarle y casarme con él, mi vida se dividió entre bailar y cumplir los roles de la esposa de un embajador. Sinceramente el amor que sentía por “Tito” pudo más y me retiré en 1970 a Panamá para estar al lado de mi esposo.
El destino quiso que una bala lo dejara en una silla de ruedas inválido para el resto de su vida. Pero mi amor llenó todos sus días. Me dedique desde entonces en cuerpo y alma a él hasta que falleció.
Yo siempre dije: "Miedo a la muerte no tengo. Pero sí tengo miedo a vivir demasiado, porque eso, ¿sabe?, es peor que morir. Muerto mi esposo, que es lo único que me quedaba de todo cuanto tenía, sólo trato de buscar vida".
M.F.: Mucho se especula al respecto de mi vida, pero puedo decirle con orgullo señor ALDÚ, que yo me dediqué a mi esposo y fui un verdadero ejemplo para las futuras generaciones de bailarinas de ballet. Lo que pasó en aquellos días quedó en aquellos días, yo no actué de mala intención contra nadie. La trayectoria de mi vida lo muestra, por eso me apena que algunos quieran atribuir cosas malintencionadas. Sé lo que hacen los gobiernos, tal vez lo poco que hacen por el arte. Creo que deben darle mucho más realce al ballet y a todas las artes en general pues son el legado cultural de una nación.
No quiero hablar mal de Inglaterra ni de Panamá. Ojalá se comprenda mi posición. Yo amé a un gran hombre con todas mis fuerzas. Lo acompañe en una silla de ruedas en su convalecencia y estuve a su lado por décadas hasta su muerte. Luego entregue mi vida al creador en la patria que me acogió y a la que siempre amé: PANAMÁ.
M.F. No se preocupe señor ALDÚ, estoy segura de que su público quedará complacido por llevarles ésta semblanza de mi vida.
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