EL BLOG DE JULIO STOUTE

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viernes, 21 de septiembre de 2012

DÍA INTERNACIONAL EN CONTRA DE LA TRATA DE PERSONAS





El día 23 de Septiembre es la fecha designada para conmemorar el 

DÍA INTERNACIONAL EN CONTRA DE LA TRATA DE PERSONAS.

PANAMÁ se hará presente conmemorando este día y esperamos que todos los miembros de éste foro se hagan sentir
Panamá, mediante la ley 79 del 9 de noviembre de 2011, tipifica en el Código Penal la trata de personas y actividades conexas, endureciendo su lucha contra el flagelo.
Estuvimos en la reciente reunión de Sociedad Civil, estamentos gubernamentales y la ONU de información y coordinación para enfrentar éste delito internacional de lesa humanidad.
Nuestra voz de denuncia fue escuchada.

viernes, 14 de septiembre de 2012

GRANDEZAS Y MISERIAS DE ESA ESPAÑA BATUECA.

TEKNARIT
Manuel Meneses Jiménez
Uno de los autores críticos más leídos de la actualidad en las redes sociales
ISLAS CANARIAS, ÁFRICA
Suele ocurrir con harta frecuencia que la escasez de textos si no al menos tan buenos pero sí al menos diferentes y expuestos a la lectura pública crean y generan un cierto revuelo e incluso algo – algo mucho –, de extrañeza y más aún hasta de un cierto recelo lo cual es lo normal en un país que, como España, no es que sea pobre en lecturas, aunque en verdad sí que lo es y bastante, sino que ha sido empobrecido por una casta política social de amargados que se ha preocupado muy mucho en que así sea, y, digo, que siendo ésto lo triste y jodido resulta que lo peor es que los hay que cobran y mucho por esta labor de empobrecer y de idiotizar a la sociedad: son éstos los llamados o tenidos por “críticos” literarios y otros títulos rimbombantes adquiridos a préstamos donde lo que abunda en demasía son los frustrados, los amargados y los incapacitados que no han logrado nada; nada de lo que soñaban en la vida y han tirado por la calle de en medio (como siempre ha ocurrido en esa España batueca), optando por arrimarse al poder donde adquirir un cierto poder y muchas prebendas; es como siempre he dicho: es la Historia de la España batueca que ya expondré en su momento qué fue de aquellas Españas de las batuecas de las que habló Regoyo y otros de los grandes de las letras españolas que acabaron en el exilio para no perecer de frustración ante tanta mediocridad impuesta desde arriba, desde la misma Corona.
Siempre me he preguntado qué sería de las vidas y las obras de aquellos escritores, poetas y en generar de gente grande en el campo del saber y de la Ilustración como los fueron por ejemplo Alejo Campertier, Benedetti, Cortaza, Carlos Fuentes, Díaz Mirón, Pablo Neruda, Luis Borjas, Gabriel García Márquez, Vargas Llosa y tantos otros que afortunadamente nacieron ya en países liberados del nefasto y soez colonialismo español; qué sería, me pregunto, de haber nacido en estos tiempos de aún colonialismo político e “intelectual” español. La respuesta sería, sin duda alguna, la que intuimos y que no es otra muy diferente que la que sufrieron otros también grandes que habiendo nacido, desgraciadamente, en España fueron defenestrado por ese poder absurdo que es en definitiva lo que ha llevado a España a ser actualmente lo que es: un país cuartomundista y sospechos de muchas cosas, unas por activas y otras por activas.
Sólo hay que ver los hechos con esa otra mirada que nos han ocultado: ¿Acaso no es verdad que D. Miguel de Cervantes fue un perseguido por ese Poder allegado al Poder supremo de la Corona de su tiempo como lo fue la Inquisición? ¿Acaso no lo mandaron a guerras coloniales no con la idea de que sirviera a los intereses bastardos de la Corona sino a ver si en ellas lo mataban? ¿No lo metieron en hondas, frías y miserables mazmorras bajo tierra a ver si de allí lo sacaban sin vida? ¿No le requisaron e incluso le quemaron parte de su obra la mayoría de ella de denuncia contra aquel Poder nefasto y criminal?; ¿Y dónde acabó el también universal pintor español Goya si no fue en el exilio francés acusado de antipatriota por defender ideas avanzadas que iban contra el absolutismo del Rey Fernando VII?, sin duda alguna junto con Felipe II de la peor calaña que haya tenido jamas corona alguna en Europa. ¿Y qué hizo la misma Santa Iglesia Católica española con Santa Teresa de Jesús si no fue vejarla, apartarla e incluso violarla moralmente por defender unas ideas alejadas de los intereses de aquella institución aún hoy tenida como de las más criminales de la Historia de la Humanidad como es la Iglesia Católica? ¿Dónde y en qué exilio acabaron Max Aub, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Regoyo, San Ignacio de Loyola y tantos otros?
¿Y qué decir de los que quedaron dentro, dentro de las Batuecas? ¿Qué hicieron con García Lorca, dónde lo mataron y porqué aún hoy esta derechona “democrática” española heredera de aquella nefasta dictadura se niega a colaborar con la búsqueda de sus restos enterrados no se sabe dónde? ¿Qué hicieron con Unamuno, con Clarín, con Valle de Inclán – aquel que dijera que “España era una aberración de la Historia de Europa -?, ¿qué hicieron con mi paisano canario el universal D. Benito Pérez Galdós – al cual Clarín llamaba siempre, y además porque es verdad, mi amigo “El africano” - ? ¿Acaso no es verdad que la Corona española y más concretamente Alfonso XIII, antepasado directo de este rey “mataelefantes” actual y que es Juan Carlos I “El último”, hizo lo imposible para que no se le concediera el Nobel de Literatura por sus ideas anticlericales y antimonárquicas? La Historia de España, de una de las dos Españas, es la historia de una serie de crímenes llevados a cabo desde todos los tiempos contra ese noble y sano Pueblo español que son la mayoría – salvo excepciones, que las hay – al cual se le ha relegado siempre a simples parias, como si de unas propiedades comerciales se tratara para uso exclusivos de esa casta parasitaria que siempre nos han dominado dándose a la vez el hecho de que éstos también siempre han necesitado y querido cerca a otra sub-especie ávida en privilegios, prebendas, premios e incluso de títulos de grandeza para así poder medrar más y mejor y que son la inmensa mayoría de sus llamados “intelectuales” y críticos de ocasión .
Y he aquí donde – como ya he dicho - caben todos estos frustrados y frustradillos que pupulan por las redes sociales amargados y llenos de esa baba inquisitorial con la cual se creen con derecho a juzgar a otros por lo que dicen y escriben y sobre todo por cómo escriben, sí. Así es y así ha sido siempre la realidad en esa España batueca de todos los tiempos. ¡¡Dios nos libre y aleje de ella, lo antes posible!!
Teknarit,, África. 

miércoles, 12 de septiembre de 2012

BREVE ENSAYO SOBRE LA CONDUCTA HUMANA O AXIOMA DE LA SENSIBILIDAD



SERGE MOSCOVICI
Autor: JUSTO ALDÚ 


Autor: JUSTO ALDÚ

Tal como dijera en días pasados un gran amigo, las ideas van y vienen, en realidad son las mismas. Aquello que otros pudiesen calificar como nuevo, tan solo es una vieja idea modificada. Este es el caso de los famosos lemas o eslogans.
Comenzaremos por definir claramente, que los lemas o eslogans no son más que "fórmulas" o frases breves con un fin, ya sea publicitario o propagandístico. Sean verdad o sean falacias, calan en las mentes de quien las lee o las escucha e inciden en un área del cerebro donde radica el raciocinio, modificando de forma directa la toma de    decisiones del sujeto pasivo.
Ahora bien MOSCOVICI, famoso investigador, observo todos los cambios de la sociedad que lo circundaba, entre ellos, los producidos por los lemas o los eslogans, si así se quiere llamarlos. También se fijo en la asociación de ideas que tiene el ser humano (objeto-causa-efecto) y algo más importante. ¿Qué representa para este? La respuesta a la que llegó es clara, estos  (los lemas o eslogans) son los mecanismos para describir la realidad en base a presupuestos teóricos.
MOSCOVICI, se dio cuenta de que había todo un sistema de significados y símbolos en la sociedad, y que venían determinados o influenciados por el contexto. Para hacerlo más comprensible: La realidad social es compleja, porque conlleva una interdependencia de los fenómenos sociales que en ella subsisten. Siempre hay un carácter cíclico y una permanente búsqueda de cambios. De allí, el famoso investigador dio a luz la TEORÍA DE LAS REPRESENTACIONES SOCIALES. Y es sumamente importante para entender la conducta humana.

Tal vez en éste momento estemos sentados frente al monitor. Pues bien, éste representa para nosotros, parte de nuestra vida diaria, lo que leemos ahí, bien puede determinar nuestro comportamiento como seres humanos. Y sabemos que en conducta humana del diario vivir es importante el no hacer daño, o sea, no hacer el mal, no matar, no robar, no ofender a nadie y jamás faltar al respeto a ninguna persona, sea quien sea y haga lo que haga. Todo eso es importante de verdad. Una palabra puede convertirse en una reacción en cadena o en un nuevo accionar en nosotros y en honor a la verdad, casi nunca pensamos que es también importante  estar siempre atento al sufrimiento, de manera que nunca jamás nos quedemos indiferentes ante el dolor, la soledad, la indignidad y la vergüenza que puedan pasar los demás. El que está atento al sufrimiento, a la felicidad o a la desgracia de los otros, ése es el que organiza su conducta, más que en el cumplimiento del propio deber, en la satisfacción de la necesidad.

Vivimos asustados, cada día más asustados y, en ocasiones, auténticamente angustiados, porque hemos hecho un mundo tan violento, que ya nos resulta insoportable. De esto se ha escrito tanto y ha sido analizado desde tantos puntos de vista, que a estas alturas tenemos la impresión de que poco o nada queda por decir sobre esta materia. Y sin embargo, queda por decir que más daño que la violencia de los violentos, peor y más dañina es la indiferencia de los indiferentes, porque carecen de sensibilidad, la misma que exhibió Cristo, Mahoma o tantos otros representantes de todas las religiones, asambleas, etc del mundo entero.
Hace años, algunos creativos de compañías publicitarias insertaron los llamados “anuncios flash” o subliminales. Anuncios que eran de corta duración, que apenas eran percibidos por el ojo humano en el transcurso de una película. Algunos eran de una conocida marca de gaseosas y decían “toma c…c… y refresca tu sed”, pues bien, al final de la película, el espectador se levantaba de su asiento e iba directamente a “tomar” el producto. Influenciado subliminalmente por estos mensajes. Hoy día, no es necesario bombardear la mente con propaganda subliminal, puesto que se ataca directamente la sensibilidad y en torno a ésta se construyen representaciones sociales que bien pueden ser equívocas o no, pero mueven la sensibilidad y actúan sobre la conducta humana.

Sobre este planteamiento de fondo, es de notar que, mientras el bien se enjuicia por lo que cada uno hizo, por el contrario el mal se valora en función de lo que cada cual dejó de hacer. Es decir, cuando se trata de enjuiciar el bien y el mal, no sirve el mismo criterio para lo uno que para lo otro. El bien no se mide ni sólo ni principalmente a partir del lema de no hacer daño. Por tanto, no vale decir "yo soy bueno porque no robo ni mato:
Un individuo puede pasarse la vida sin matar una mosca y, a la hora de la verdad, puede resultar que haya sido una mala persona. El mal no se mide ni sólo ni principalmente a partir del criterio de hacer daño. Por tanto, no vale decir "yo soy malo porque robo y mato". Un individuo que ni roba ni mata puede ser sumamente peligroso en este mundo.
Conclusión: “De todo esto: hemos nacido en una cultura y nos han educado en unas instituciones que nos han formado para cumplir con nuestros deberes, pero no tanto para vivir atentos a las necesidades de la gente. Por eso, los mejores de entre nosotros, a lo más que llegan es a ser buenos cumplidores. Pero es muy raro encontrar personas de verdad sensibles al desamparo y a la necesidad de estima, respeto y cariño que tiene cualquiera, sea quien sea. Por eso nos horroriza tanto la violencia, el terrorismo, la maldad de la gente. Pero nos parece enteramente normal que haya personas "intachables" que pasan por la vida dejando a su lado riadas de dolor y desasosiego.
Siempre me ha impresionado lo que dijo el gran defensor de los derechos humanos en los Estados Unidos, 

Martin Luther King
"Cuando reflexionemos sobre nuestro siglo XX, 
no nos parecerán lo más grave las fechorías
de los malvados, sino el escandaloso silencio
de las buenas personas".

lunes, 3 de septiembre de 2012

DEL MARASMO A LA INDIGNACIÓN


RENE de la Barra Saralegui
Autor Chileno
*Impresionante analista




CUANDO NADA ERA POSIBLE, TODO ERA POSIBLE.



En los últimos períodos de la dictadura de Augusto Pinochet, se llegó a la conclusión que cualquier proyecto de sociedad futura, pasaba por la caída del tirano. Así de simple. Por lo tanto, dichos proyectos estaban supeditados al objetivo inmediato de derrocar al gobierno neoliberal y antidemocrático que éste encabezaba. 

La manzana de la discordia, se transformó entonces, en el fruto de la concordia. Pinochet fue entronizado a un nivel que iba incluso más allá de sus propios sueños narcisistas. Ya no era sólo el obstáculo más evidente para cada uno de los proyectos de sociedad que se comentaban en sordina, sino que era el hecho político en sí; todo el quehacer de la política chilena giraba en torno a él; su caída, era el leitmotiv para la mayoría de la población; su permanencia, lo era, para la derecha.

  
De tal forma que la unidad contra la dictadura, se logra a partir de una suspensión. Se suspenden o dejan en suspenso, proyectos sociales que se debatían en las universidades, los partidos (al menos, en las bases, que no formaban parte de la aristocracia política chilena), los movimientos sociales, los hogares, y en general, con mayor o menos profundidad, en toda la sociedad chilena. En aquel entonces, no era lo mismo ser demócrata-cristiano que socialista; entre los socialistas, había un amplio abanico de miradas (con los respectivos caudillismos, por cierto); la Izquierda Cristiana tenía voz propia; el Partido Comunista tenía su propia perspectiva de la realidad, y existían una serie de otros movimientos menores, cuyo aporte no debía ser pasado por alto. Los proyectos de sociedad entonces, tenían, sin duda, diferencias, a menudo radicales; había puntos de encuentro y disenso, pero era lo esperable, y a nadie extrañaba. 
Otra vertiente riquísima, en aquella época, quizá uno de los mayores objetos de debate, era la forma de lucha. Desde el postulado de la no violencia activa, hasta todas las formas de lucha, pasando por la desobediencia civil y el “copamiento de los centros de poder”, encontrábamos matices, que de alguna manera se vinculaban al proyecto de sociedad que se pretendía construir. Quizá aquí hubo un error transcendental. De alguna manera, cada proyecto se arrogo una única y definitiva forma de lucha. De este modo, usando la jerga de entonces, hubo sectores que quedaron con la impronta de “violentistas”; es cierto que para la dictadura, todo aquel que alzara la voz era considerado un violentista; quien lanzara panfletos, era un violentista; quien marchara por las calles, quien leyera un discurso e – incluso – quien usara un poncho artesanal, caía en la categoría de violentista. Sin embargo, no es en este sentido que la jerga de la dictadura hizo su verdadero daño; ninguna organización seria, ni una persona adecuadamente informada, podía tomarse en serio dicho argot, a menos que fuera parte del aparato represivo o de la indolente derecha de este país. 
Sin embargo, cuando se margina a un sector de la sociedad, de los acuerdos para lograr la salida del dictador, en razón de que su forma de lucha no excluye la violencia – o más bien, la lucha armada, ya que la violencia puede ejercerse sin disparar un solo tiro; cuando se excluye a dichos sectores, se presupone que dicho grupo está dispuesto únicamente a la lucha armada. Y más aún, se vincula dicha opción de lucha al proyecto político o social de dicho grupo; se anquilosa la mirada, se congela el devenir y la etiqueta peyorativa se vuelve descriptiva. No me hago ilusiones retrospectivas; estoy claro que hay proyectos de sociedad que sólo se han logrado mantener por la coerción represiva. Pero esto no es privativo de un proyecto en específico; de hecho, Chile, que fue el primer país en adoptar las ideas de Friedman en su forma más pura, lo hizo bajo una tiranía; es ilusorio pensar que en una república pluripartidista, con sindicatos fuertes y una prensa relativamente libre, pudiera haberse instaurado una política económica que tiene a la desregulación del capital como uno de sus dogmas primigenios, sobre todo considerando la pérdida de puestos de trabajo, quiebra de empresas nacionales y abolición de las conquistas sociales que implicó.
Pero no nos apartemos de la argumentación inicial.
Veníamos diciendo que en el discurso, se fundió en un solo concepto al proyecto de izquierda con la violencia. Es necesario aclarar que cuando hablo de proyecto de izquierda, me refiero al proyecto político que entonces era de izquierda; hoy, probablemente, habría que revisar su calidad de izquierda. Se podrá argumentar que otros partidos políticos y movimientos sociales, compartían dicho proyecto de izquierda, y sin embargo, no defendían la lucha armada. Pues bien, justamente de eso se trata: no toda la izquierda compartía la tesis de la lucha armada. Pero nadie, al menos en las bases – insisto en ello – habría pensado que el método tuviera que ser privativo de un proyecto social; para decirlo de otro modo, nadie habría pensado que una salida pacífica tenía como corolario, un proyecto neoliberal. Sin embargo, eso fue lo que ocurrió.
Apareció, entonces, en este punto, el primer paso a la exclusión. Un referente de la izquierda fue marginado, toda vez que estaba dispuesto a la lucha armada si hubiera sido necesario (dentro de esa izquierda, lo sabemos, había grupos que ya habían comenzado a transitar por esa vía, y sin embargo, habría que preguntarse seriamente si en realidad tuvieron un efecto tan marginal como se pretende hacer ver, y no fueron quizá catalizadores de los acuerdos posteriores). No puedo, hoy por hoy, respaldar esa forma de lucha; sin embargo, la Resistencia Francesa durante la ocupación nazi, las luchas de independencia en américa, la guerra civil de Estados Unidos, forman parte de las epopeyas que dieron forma a nuestra civilización; pero creo que nadie, hoy en día, denostaría la abolición de la esclavitud argumentando que se consiguió en forma violenta. Ni qué decir de nuestras efemérides. 
El fin, sin duda, no debe justificar los medios, y el medio no debe transformarse en el fin. Pero presuponer que un fin está irremisiblemente subyugado a un medio, es – al menos desde mi punto de vista – interesado. Una manera de demonizar las ideas. Pero ocurrió. De ese modo, quienes proponían una alternativa socialista, de justicia social, terminan siendo identificados con la violencia. Y en la otra vereda, aparecen los “moderados”. Moderados en todo. Incluso en la ilusión. Porque una vez instalada esta lógica del discurso, pero no sólo por esta lógica, una parte de la izquierda (de las cúpulas, sobre todo) comienzan a llamarse renovados; vale decir, inofensivos. Inofensivos, no sólo porque no adscriben a todas las formas de lucha, sino sobre todo, porque no constituyen un peligro para el modelo neoliberal. Pero no es ese el término que se instala en el discurso, sino más bien la idea de pragmatismo. Y rápidamente, se abre paso la dicotomía ideología versus pragmatismo, como si el pragmatismo no fuera otra forma de ideología. 
En este punto podemos advertir, que las fuerzas que se oponían a Pinochet, ya no levantan banderas propias; en un comienzo, se posponen los proyectos en pro de una unidad pragmática en la lucha contra el dictador. Ningún proyecto es viable mientras éste permanezca en el poder. Pero, inmediatamente, se excluye también a un sector de la izquierda, identificada con la lucha armada, o con la posibilidad de llegar utilizarla. Podemos asumir que en el contexto histórico en que se da todo esto, era necesario dar garantías de buena conducta; curioso, en todo caso, tener que dar garantías de pacifismo frente a quien ostenta todo el poder bélico del país. Hablar de arsenales en manos de determinados movimientos de lucha, es casi anecdótico frente al aparato armado del estado. Y sin embargo, pienso que Pinochet le temía a dichos grupos, o más bien, a la posibilidad de crecimiento de aquellos. Le temían también la derecha chilena y la aristocracia política chilena. Sin embargo, no es algo que pueda argumentar en este momento. Sólo quiero dejar constancia que para dejar el poder, el dictador necesitaba garantías, las fuerzas armadas necesitaban garantías, la derecha necesitaba garantías; no es creíble, hoy por hoy, pensar que habrían permitido una vuelta a la democracia, si no hubiesen tenido la seguridad de no ser juzgados por las violaciones a los derechos humanos, pero sobre todo, sino hubiesen estado seguros de que el modelo económico se mantendría, en esencia, igual. De tal manera, que al vincular la violencia con un proyecto de izquierda, como si ésta fuera una condición necesaria para dicho proyecto y como si dicho proyecto no pudiera existir sin ella, se dio al traste con toda posibilidad de desarrollo diferente del sistema neo-liberal. De ahí en más, la izquierda autodenominada democrática, se había renovado; pero tenían que rendir examen. Desde entonces, hubo dos gobiernos socialistas: el sistema político engendrado por la dictadura, prácticamente no se vio afectado; en lo económico, en muchos aspectos, no hicieron sino profundizar el neoliberalismo, con más o menos subsidios a los más desposeídos. Aprobaron el examen, y con distinción. Porque a esa altura, ya no había banderas que defender; ya no había proyectos socialistas; sólo se trataba de disminuir el “daño colateral”. En el discurso, se había instalado el exitismo, el continuismo, en suma, la nada. No hubo más proyectos, no se pensó más la realidad. La Historia parecía haber llegado a su fin (1). 
Llegamos entonces a la paradoja de que cuando dictadura torturaba a quienes pensaban diferente; degollaba para dominar por el terror; asesinaba a quien alzaba la voz; reprimía brutalmente el menor descontento (2); entonces, en aquellos tiempos en que todo era imposible, pensábamos que todo era posible. En cambio hoy, en un momento de la vida del país en que uno ya no teme por su vida cada vez plantea una idea, en que la información está al alcance de los teclados de millones de computadoras, en que los cortafuegos de INTERNET aún son de mal gusto, en que las redes sociales extienden casi al infinito las posibilidades de organizarse, hoy, que todo es posible, ya nada es posible.
Ese es el marasmo en que hemos vivimos.
Ese marasmo es indignante por si solo. Como si no hubiese más motivos para estar indignado.


(1) Nota: No soy tan ingenuo como para no pensar que hubo otros factores que pesaron en la política chilena post dictatorial; la caída de los llamados socialismos reales, por ejemplo, fue un espaldarazo enorme para los defensores del neoliberalismo; sin embargo, el fracaso de aquellos sistemas no implica para nada el éxito del capitalismo tardío – aun así, nadie pareció advertirlo. Hoy en día, el mundo va de crisis en crisis, en tiempos en que campea el neoliberalismo; no hay muro de Berlín ni cortina de hierro… ¡Hasta los chinos son neoliberales! Y sin embargo, se sigue siendo “pragmático”, no se alzan banderas, no se construyen sueños. A esto llamo marasmo político, marasmo económico y marasmo social. 


Nadie pareció advertir, tampoco, que la instauración de economías neoliberales en los países de la antigua órbita soviética, no obedeció a ningún tipo de generación espontánea, ni mucho menos, una evolución natural desde un sistema fracasado a uno exitoso, sino que tuvo directa relación con el accionar de think thank, los organismos financieros internacionales, la codicia de las oligarquías de cada país y de las grandes corporaciones de capital transnacional.

(2) En los últimos dos años, el gobierno de derecha de Sebastián Piñera, responde al descontento ciudadano con un estilo pinochetista de represión; pero a pesar de lo salvaje, arbitraria, necia y desmedida que ha sido su forma de responder a las demandas ciudadanas, no alcanza, ni parecen estar dadas las condiciones para que alcance, el nivel de atrocidad del terrorismo de estado de Pinochet. Sin embargo, la impronta genética es innegable.


©René de la Barra Saralegui



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