Cuando mi hija menor tenía unos cinco o seis años, con frecuencia nos topábamos con personas que abiertamente y casi sin conocer nuestras normas, reglas de conducta y ejemplo, decían "Están criando mal a esa niña, ustedes (refiriéndose a nosotros los padres) no saben el mal que le están haciendo, pero después se van a arrepentir" Lo decían por la forma en que le dábamos participación y libertad de escogencia a la niña en ciertas cosas y la orientábamos en otras.
Ella escogía por ejemplo, el vestido que más le llamaba la atención, nada era ni es imposición, pero si veíamos que algo no iba acorde, se lo hacíamos ver para que ella misma pensara y razonara sobre nuestros consejos.
No habían ayer ni hoy gritos, ni insultos. Si los mayores teníamos alguna discordancia, no la manifestábamos delante de ella, buscábamos el sitio y momento adecuado para discutirla.
El "Tu puedes", "Nada es imposible para el ser humano" aunado a un dicho muy nuestro "Tu victoria no está en hacer cosas grandes, sino en hacerlas bien y la falla de los demás al no ser consistentes" fue y es factor indiscutible en su educación.
Es imprescindible saber hasta dónde alcanza la sábana al arroparnos, no más ni menos.
No pretendemos decir que todo lo sabemos, ni que somos perfectos, para eso está el que todo lo sabe y todo lo ve, pero no hay ni habrá nunca un "MANUAL PARA SER PADRE" todo se basa en la experiencia vivida, en la fe, en el buen criterio, en el amor hacia uno mismo y al prójimo, en la mesura, buscando siempre equilibrar los fieles de la balanza. Saber nuestras virtudes y defectos.
Igualmente permitir la construcción paulatina de la personalidad individual del niño. Hacerle ver que tendrá éxitos y fracasos. Los primeros hay que disfrutarlos al máximo porque la vida es una sola y que sepan que lo importante no es llegar, sino mantenerse; y a los segundos sacarles el jugo de la experiencia sin permitir que el zumo de la tristeza apague el empuje y la perseverancia. Ensayo y error. Victoria y fracaso. Esa es la vida...Caleidoscopio de emociones... Un carnaval para Celia Cruz... Confetis de sentimientos para JUSTO ALDÚ (Un viejo conocido).
A sus quince primaveras y próximas 16, no puedo menos que sentirme orgulloso del retoño. Pese a todos los absurdos comentarios, más cuajados de prejuicios que de verdades, hemos logrado avances muy significativos. Sendos reconocimientos por actividades culturales que demostraban claramente una capacidad para interactuar en público y excelente retentiva. A sus seis años Ganadora de concursos poéticos y de oratoria. A sus 11 años no hubo promedio escolar que no echara por tierra. Su indiscutible primer puesto lo demuestra al concluir su primaria (Ahora se concluye la básica general en 9no grado). En su actual Escuela, ha destacado como una creativa organizadora de actividades siendo un pilar en la semana de la ciencia junto a su profesor de química. Dialogar con ella es dialogar con una persona que piensa lo que dice antes de abrir la boca (muchos fallamos y yo me incluyo..., se me va la mano en pollo). 7 artículos en prensa escrita y la revista médica "El Pediatra". A saber, no conozco articulista más joven de la sección de opinión, publicando su primer artículo a los 9 años. Hasta la fecha ha leído más de 35 libros. Sus favoritos: Paulo Coelho, Francesc Miralles, J.K. Rowling, Stephen King y Stephen Chbosky.
Conclusión. El gran error que cometen muchos padres es hacerle caso a raimundo y todo el mundo cuando meten "la cuchara" en la crianza de sus hijos, cuando deberían resaltar que son los buenos ejemplos los mejores consejeros para nuestra prole.
No hay varita mágica, eso lo sé muy bien desde muy pequeño, porque me lo enseñó con mucho cariño quien yace en la tumba Nº 373 del Jardín de Paz. Lástima que no le tenga aquí para demostrarle hasta donde llegan los frutos de su cosecha, lo mucho que la quiero y aprendí de ella. En este día de las madres la recuerdo.
Autor: JUSTO ALDÚ/Julio Stoute.
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