JUSTO ALDÚ ©
Luego
de hacer impacto el llamado “Boom
literario” en la segunda mitad del siglo XX, donde hizo su aparición con un
triunfo escandaloso y sin precedentes Cien
años de soledad, escrita por un colombiano insignificante en ese entonces,
muchos novelistas se volcaron a enriquecer las polémicas, menos el Gabo. Él
siempre se mantuvo alejado e indiferente hacia los congresos y simposios. Era
escéptico y mostraba escaso interés y desconfianza hacia la crítica. No
obstante, otros como Alejo Carpentier,
Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Augusto Roa Bastos, Julio Cortázar y Ernesto
Sábato, no. Ellos defendieron con vehemencia sus posiciones. Al final la
presión internacional fue tan grande y los comentarios tantos, que el Gabo
salió a la palestra. En ese entonces dijo:
“Yo creo que,
particularmente en Cien años de soledad soy un escritor realista, porque creo
que en América Latina todo es posible, todo es real”.
Mito
y realidad
Examinamos
los conceptos mito y realidad en Portobelo, Provincia de Colón, población sobre
la costa atlántica panameña donde hay una marcada fusión entre ambos.
En
ese pequeño pueblo existe una manifestación cultural que gira en torno a la
imagen venerada por miles de personas: EL
CRISTO NEGRO y a la que atribuyen hechos sobrenaturales.
Hay
varias versiones sobre su llegada al istmo.
Veremos
dos de ellas.
Primera:
“La imagen del Cristo
fue tallada en Colombia y embarcada con destino a España. Su escala era
Portobelo. Cada vez que el galeón español trataba de zarpar de éste último
lugar, el mar se agitaba, el cielo se ponía de tormenta y tenía que regresar.
Los habitantes, asombrados por el hecho, dijeron que el Cristo no quería
abandonar el lugar y decidieron dejarlo en la iglesia del pueblo.
Segunda:
“El Cristo Negro
llegó a Portobelo de Colombia con destino a España. En aquellos días se desató una
gran epidemia que estremeció al pueblo. Murió casi el 40% de las personas. Los
habitantes imploraron al Cristo para que cesara y así fue, no murió uno más.
Todos dijeron que fue un milagro y la imagen se colocó en la iglesia de San
Felipe. Desde entonces es venerada”.
[1]
El
Cristo de la mirada penetrante es sacado en andas el 21 de octubre cada año a
las 11 de la noche y recorre las antiguas calles empedradas de su pueblo en
procesión de tres pasos hacia adelante y dos atrás a la vez que es bailado en un
extraño ritual colectivo que se apodera de las personas dejándolos en un trance
de éxtasis; cuando eso sucede, algo extraño se percibe; el viento aumenta,
cambia de dirección constantemente y zumba entre los árboles produciendo un
sonido que a ratos semeja un alarido. La mayoría de las veces el cielo se nubla
ocultando el resplandor de la luna y antes que la imagen regrese a la iglesia
una ligera llovizna conocida como “bajareque” cae. Entonces todos comentan que
es la bendición del santo y gritan al unísono ¡Viva el Naza! ¡Viva el Rey de
Reyes!
Si
observamos la procesión desde una colina junto al pueblo, pareciese que el
mismo Jesucristo caminara una vez más rumbo al calvario y se balanceara de un
lado a otro por el peso de la cruz y el inmisericorde azote de soldados
romanos.
La
fama del “Naza” o “Negrón” trascendió fronteras con el correr del tiempo y artistas,
políticos y deportistas se han visto en el lugar. Todos cuentan milagrosas
historias de curación y salvación. Grandes triunfos o estrepitosos fracasos
cuando no cumplen con lo prometido al santo.[2]
En
el interior de Panamá hay una leyenda: “La
Tulivieja” [5]
que también se conoce en otros países, claro que cambia de nombre, pero en
esencia es la misma.
En
Europa se dice que quien toque la estatua del escritor desconocido en Budapest
sella su destino hacia las letras.
Algunos
mitos y creencias difundidos en Latinoamérica:
v Cuando el viento arremolina las hojas
secas en verano a la puerta de la iglesia “El
diablo está suelto”.
v Quien se bañe en un río el viernes santo
“se convierte en pez”.
v Si hay un aguacero muy fuerte, se pone
un cuchillo con la hoja hacia abajo dentro de un vaso con agua y éste cesa o se
quema excremento de vaca.
v Un gallote o zopilote dando vueltas
sobre la casa es mal augurio.
v Para evitar que la bruja entre a casa,
se voltea una escoba detrás de la puerta.
v Se coloca una tijera en cruz bajo el
colchón de un recién nacido para alejar y evitar que le molesten el sueño malos
espíritus, brujas y zánganos. Sobre todo si aún no está bautizado.
v Un sueño repetitivo es un aviso del más
allá.
v El mal de ojo se cura con santiguos de
un curandero y una señorita debe pasar en cruz sobre el afectado.
v Romper un espejo significa 7 años de
mala suerte.
Esto
es material de cantera para el escritor quién además le agregaba su toque
personal.
El
físico y hombre de letras argentino ERNESTO
SÁBATO, autor de EL TÚNEL alude
que la novela tiene la capacidad de poder reunir en su esencia una realidad
objetiva que existe fuera y una subjetiva que existe dentro del individuo que
la experimenta:
“…Aún en las
ficciones más subjetivas, el escritor no puede prescindir del mundo y hasta en
las más pretendidamente objetivas, el sujeto se manifiesta a cada instante… en
tanto que la ciencia prescinde del yo, la novela no puede hacerlo, pero esa
imposibilidad es su virtud…”
Parece
complejo, pero es sencillo, como decía HENRY
JAMES, a finales del S. XIX y principios del XX, autor de “RETRATO DE UNA DAMA” Y “OTRA VUELTA DE
TUERCA”.
“El novelista analiza
los datos de la vida social, los interpreta y trata de determinar sus rasgos
esenciales con el fin de transmitirlos por escrito”
Para
mí, un novelista es un pintor de realidades internas y externas que imprime con
sus letras de colores en el lienzo toda la fuerza creativa de su mente.
Pero
¿Qué entendemos por realidad?
Tu
realidad no es mi realidad y “la realidad” vista desde un punto de vista puede
variar desde otra perspectiva. Esa es la percepción.
Partiendo
del hecho que puede haber tantas percepciones como seres humanos, llegamos a la
conclusión de que la realidad es una zona de la experiencia humana
absolutamente compleja, cuyo análisis siempre nos llevará a una apreciación
subjetiva y relativa. Esto depende a su vez de la condición histórica, social,
racial, ideológica, religiosa, económica y cultural de cada individuo, porque
son éstas las que distinguen a una persona de otra. En un pueblo, es la
idiosincrasia de su sistema social. ¿Qué
hace el artista? Expresar en su propio lenguaje esa percepción o experiencia
personal de la realidad matizándola con creatividad.
Fue
lo que hizo GARCÍA MÁRQUEZ con
creencias, leyendas y mitos, aunadas a sus vivencias y una amplia cultura. Por
eso era necesario remontarnos a la historia, examinar ejemplos y ver criterios,
para poder situar su trascendental obra transformando experiencias humanas en
fenómenos literarios con su Realismo Mágico. Él redescubrió que la realidad Latinoamericana
es compleja y profunda. En ésta, lo sobrenatural se asocia al triunfo o al
fracaso, a ganar o perder, a la vida o la muerte; todo un mundo cotidiano
heredado de generación en generación que como mar de creencias y supersticiones
existe en la conciencia mágica de la gente y que a su vez va ligada al
comportamiento histórico, social y político de los agremiados. Parafraseando a GARCÍA
MÁRQUEZ: “La visión de la para-realidad”.
De
allí que este decía que todo en su conjunto juega un papel esencial en la
cosmovisión[6]
del Latinoamericano. Los presagios (Un
cometa cruzó el Sol, algo malo pasará); las telepatías (Precisamente estaba pensando en llamarte y tú también, es como si nos
hubiésemos comunicado de mente a mente); las premoniciones (No sé porqué, pero presiento algo); los
sueños (Soñar con culebra es 32 en la
lotería o puede ser la vecina bochinchosa) y demás misticismos que nos
vienen de nuestros ancestros más remotos. Todo esto no es nada nuevo, ha sido
estudiado y escrito por ensayistas, nosotros simplemente ampliamos conceptos y
los ponemos en perspectiva aportando alguno que otro dato novedoso.
El
premio nobel guatemalteco MIGUEL ANGEL
ASTURIAS[7],
otro escritor de ésta corriente, estudió al pueblo maya y el papel que jugaban
para ellos el sol, la luna, las estrellas y la periodicidad de los cometas con
relación a hechos humanos. Un universo místico que a su vez determinaba el
ordenamiento sociopolítico politeísta.
Los MAYAS
fueron llamados con justificada razón LOS
SEÑORES DEL TIEMPO. Era tanta la importancia que le atribuían a esta
relación, que construyeron gigantescos observatorios astronómicos y de
adoración, uno de esos: La pirámide del Kukulkán,
en Yucatán, México.[8]
Sus cálculos de la duración del año, la rotación terrestre y solar fueron tan
exactos que aún hoy asombran, solo la
NASA con moderna tecnología los puede lograr; como prueba visible están los 365 escalones que hay desde la base
de la citada pirámide hasta su parte más alta.
Para
ellos, el paso de un cometa, un
cuerpo celeste no común, tenía una relación directa con hechos que pasarían. Cuando un enfermo salía de un desmayo,
se creía que había regresado a la vida y por ende bajado al Xibalbá;
conocía el inframundo maya. Incluso
sabían de la llegada del conquistador siglos antes de que pisara tierra
Americana. ASTURIAS lo plasmó en
publicaciones y es terreno de lo premonitorio e indescifrable.
Toda
la grandeza de éste pueblo y el misticismo del que hablamos se refleja en el POPOL VUH, la llamada Biblia Maya donde
se asocia hechos naturales a lo sobrenatural, dándoles connotaciones
fantásticas (La serpiente emplumada) que
aún hoy se pueden ver en las costumbres, ritos y creencias de sus descendientes
en la región del Quiché que abarca el noreste de Guatemala y parte de Belice
hasta Yucatán en la llamada “Ruta maya”.
Acotación: Es
una verdadera lástima que inescrupulosos hayan destruido vestigios Mayas de
suma importancia en Belice. Un crimen cultural sin precedentes.
En
Perú, Los Incas, también eran místicos y creían en lo sobrenatural. He aquí el
fragmento de una vieja leyenda incaica:
“Deseoso de ver a su
madre, no la halló, supo de una curaca, el cruel castigo, y arrojaron sus ojos
fuego de furor, y llamas su corazón de sentimiento. Convocó a los habitantes de
aquellos valles. Preguntó por los huesos de su madre, supo donde estaban,
fuélos componiendo como solían estar y la resucitó a ésta vida. Trató de la
venganza porque solo ella aplacaría el furor, y fue disponiendo el aniquilar al
dios Pachacamac. Pero él por no matar a éste otro hermano, enojado con los
hombres, se metió en la mar en el sitio paraje donde ahora está su templo y hoy
el pueblo y valle se llaman Pachacamac”.
Los
Araucanos un pueblo chileno valiente al que jamás venció el ambicioso
conquistador, tenían sus creencias.
Así
es mi querida América Latina, llamada por el nobel colombiano:
“EL
CONTINENTE DE LO FANTÁSTICO”
En
fin, si estudiamos la historia y la evolución de la humanidad, observamos que a
todo lo que no se podía explicar de forma comprensible el ser humano en todas
partes del mundo le dio connotaciones sobrenaturales y místicas. En éste caso García Márquez, impregnó sus creaciones no solo con su
entorno, porque muchos de sus personajes nos traen a la memoria el misticismo
griego y otros.
Proceso
y estructura
Hay un
proceso mental en el cual el artista va dando forma a su obra de arte tomando
todos los elementos dispersos en su memoria y que reúnen lo esencial de su
vivencia en el momento que conoce un hecho, lugar, persona o cosa. Aquí juegan
un papel fundamental los recuerdos y manifestaciones del subconsciente. El
mayor problema quizá es organizar todos esos datos vivenciales y transformarlos
luego en arte. Por eso hablamos del laberinto intrincado de la mente del Gabo,
pues sabemos que esa amplia cultura y conocimientos aunados a fragmentos de su
memoria mediata fueron incrustados en sus creaciones y son LA MAGIA con que forjó su arte a base de un destacado discurso
narrativo.
La
misteriosa casa de sus abuelos en el perdido pueblo de Aracataca, que para el
escritor fue una especie de “Consultorio
de lo fantástico” dejó una huella profundísima en su conciencia. El mismo
lo dice:
“Fueron noches de
aparecidos y seres sobrenaturales que luego serían protagonistas de sus obras”.
Luego,
hay algo clave en la estructura de éstas y que también declara: No debe existir
la razón, el análisis o la interpretación. Solo el planteamiento en la
perspectiva del creyente. Ese es, a su juicio, el error que han cometido muchas
generaciones de escritores. Tratar de explicar la realidad cotidiana. Por eso
hay líneas que parecen ilógicas.
Ahora
bien, García Márquez siempre insistió en una cosmovisión de la realidad
Latinoamericana indivisible y llegó a decir que:
“…el compromiso de un
escritor con agallas no es solamente con la realidad política y social, sino
con toda la realidad de este mundo y del otro sin preferir…”
Esta
declaración, sustenta totalmente su posición y concepción de la realidad ante
la casi interminable polémica y nutrida crítica de la cual era objeto cuando lo
acusaban de enajenarla.
Autor: JUSTO ALDÚ
[1] Leyendas del Cristo Negro de Portobelo.
La imagen fue tallada en
Colombia en una madera que con el transcurrir del tiempo adquiere un color oscuro.
Muchos la llaman por esto “Nazareno”. El barniz-laca “Palo e´ Rosa” contribuye
a oscurecerla más y darle esa característica que ha perdurado a través de siglos.
[2]
STOUTE,
JULIO A. “Estudio de los ritos, mitos y creencias de la población en Portobelo,
Panamá”; Trabajo complementario
para optar por el
título de Especialista en estrategias de intervención en poblaciones de Alto
Riesgo Social.
Universidad Especializada
de las Américas. 1988.
[3] Leyendas Latinoamericanas. 1998. Leyenda
salvadoreña.
El Amate es un arbusto de
grotescas ramas. No florea ni da fruto, pero cuentan que un día al año a las
doce de la noche, una hermosa flor blanca aparece en la parte más alta. Quien
logre robarla tendrá todo en la vida, pero antes tiene que luchar a muerte con
el custodio, el diablo. Nadie la ha visto, solo los mudos.
[4] Leyendas Latinoamericanas. 1998. Leyenda venezolana.
Cuentan que un hombre muy amable vestido de negro que
dice ser doctor y llamarse JOSE GREGORIO HERNÁNDEZ, “Don Goyo”, se aparece en
nosocomios y visita a los enfermos terminales en sus camas para sanarlos
milagrosamente.
[5] Mitos y leyendas del interior de Panamá.
La tulivieja o llorona como
se le conoce en otros lares es una mujer muy bonita que se fue a bailar dejando
a sus hijos solos en casa. Al regresar, no los encontró y desde entonces los
busca en las riveras de las quebradas llorando su pérdida. Cuentan que embruja
a los hombres y les pierde su camino de regreso a casa; su llanto se escucha en
noches oscuras quejándose constantemente.
[6] La cosmovisión en García Márquez.
Se le llamó cosmovisión porque es una visión integral
de las realidades. La subjetiva y la objetiva, sin dejar por fuera el otro
mundo ni preferir.
[7]
Resumen de investigaciones de Miguel A. Asturias.
ASTURIAS,
MIGUEL ANGEL. Guatemalteco. Primer y único premio nobel de literatura
centroamericano.
[8]
LAS GRANDES CULTURAS PREHISPANICAS EN AMÉRICA
Existen constancias de que conocían la ubicación de
las pléyades y se cree que la inclinación del eje terrestre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario